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En Honduras existe una alta dependencia de importación de alimentos, sin embargo, la falta de un marco normativo específico para regular los productos ultraprocesados ha generado una situación preocupante. Según la OPS, esto ha abierto las puertas a la expansión de alimentos ultraprocesados y comida rápida.

La cadena de comercialización, por su parte, ha desarrollado estrategias agresivas para aumentar la adquisición y distribución de productos ultraprocesados. Esta táctica ha llevado a un incremento alarmante de la obesidad y enfermedades no transmisibles, especialmente en la infancia hondureña, donde el 97% de la publicidad no saludable en 2016 estaba dirigida a este grupo, según la FAO.

Como consecuencia, actualmente un considerable porcentaje de niños y niñas experimenta una doble carga de malnutrición, manifestando tanto desnutrición como sobrepeso. Según un estudio reciente de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el 21.5% de los niños de entre seis meses y doce años presentan sobrepeso, resaltando la necesidad de abordar este problema de manera urgente.

Es importante mencionar que la apertura económica ha facilitado el acceso a estos productos en hogares de bajos recursos, donde la necesidad de alimentación básica choca con la disponibilidad de alimentos poco saludables. Pues nos encontramos en un escenario donde el 64.1% de los hogares vive en pobreza, según el INE, estas condiciones determinan el patrón alimentario y la nutrición, afectando la salud de la población más vulnerable.

Ante este panorama, es imperativo que el gobierno de Honduras muestre voluntad política para la promoción de iniciativas que prioricen la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN). Es en este contexto que el Movimiento Hondureño por la Alimentación y la Salud (MAYS) aboga de manera decidida por la instauración de un etiquetado responsable como medida fundamental.

La iniciativa del movimiento MAYS tiene como objetivo incentivar a la industria alimentaria a reformular sus productos hacia una mayor calidad nutricional, fomentando así un entorno alimentario más saludable. ¿Cómo? La propuesta consiste en la colocación de sellos en la parte frontal de los alimentos envasados y ultraprocesados.

Estos sellos indicarían claramente si un producto contiene un exceso de azúcar, sal o grasas saturadas, permitiendo a la población conocer de manera rápida y sencilla el contenido de los alimentos, evitando la necesidad de interpretar etiquetas nutricionales que suelen ser confusas, engañosas o de difícil lectura.

«La implementación de sellos frontales sería una medida efectiva para mejorar la salud del país, ya que la iniciativa se alinea con las estrategias recomendadas a nivel mundial, por organizaciones como la OPS y la OMS, para combatir las enfermedades relacionadas con la alimentación, ofreciendo a la población hondureña una herramienta práctica para tomar decisiones informadas sobre su dieta diaria», destacan los representantes del movimiento MAYS.

La promoción de iniciativas como la Ley de Etiquetado Responsable marca un paso significativo hacia el cambio. Este avance se materializa a través de la campaña Comiendo Mentiras, cuyo objetivo es informar y educar a la población acerca de la importancia de conocer la composición real de los alimentos y cómo un etiquetado frontal contribuye a la elección de alimentos saludables.

Cabe mencionar que a la campaña se han sumado instituciones como Ciudad Mujer y la Agencia de Regulación Sanitaria (ARSA) con quienes se ha hecho una minuciosa revisión del Reglamento Nutricional Centroamericano y las regulaciones internacionales con el objetivo definir los roles estratégicos necesarios para mejorar la salud de la población y asegurar el derecho fundamental a una alimentación saludable.

La población hondureña puede tener acceso a toda la información sobre la campaña en el sitio web www.comiendomentiras.com.

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